miércoles, 29 de agosto de 2012

Personalidad Bretoniana


Ayer una compañera de carrera me preguntaba cómo diagnosticaría a Bretón… ¿Psicopatía? Es evidente su falta de remordimiento y reconocimiento de culpa, así como su indiferencia ante les consecuencias de sus actos. Bretón se siente orgulloso de cómo es, evita todo sentimentalismo y calidez –pues son signos de debilidad-, miente y manipula –para llegar a su objetivo e incluso placer personal-, carece de empatía, es cínico, insensible y menosprecia los sentimientos y derechos de los demás.
Teniendo en cuenta que mi moralidad –y seguramente como la de muchos- me lleva a un estado de rábia al incluir o excluir a este individuo en un tipo de transtorno u otro, no voy a considerar lo que me produce el hecho y me limitaré a valorar las diferentes psicopatologías a las que podría responder según personalidad y criterios diagnósticos. Después ya lanzaré preguntas al aire…
Previamente me refería al transtorno antisocial de la personalidad, también conocido como psicopatía o sociopatía, del cual en Bretón destacan el no arrepentimiento, la indiferencia, la mentira, la frialdad, la violencia... Sin pensar seguramente al tomar la decisión de vengarse de la madre de sus hijos, sí ha sido cauteloso al planear el cómo y de qué manera, hecho que le debería de producir gran satisfacción mientras veía el sufrimiento ajeno y mientras tenía el control sobre todos durante todos estos meses. La dureza, superficialidad, ser poco sincero y la falta de empatía se compartirían en el transtorno narcisista (patrón general de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía) , pero no la agresión. Lo mismo pasa con la personalidad histriónica la cuál pertenece a individuos manipuladores, superficiales e impulsivos. La manipulación, vemos que Bretón la usa tanto para conseguir atención (transtorno histriónico/narcisista) –pues ha sido y continúa siendo el centro de miradas de los medios y de las personas que investigan el caso- como para sacar un provecho (transtorno antisocial) –el sufrimiento eterno de la mujer que se ha atrevido a dejarlo-.
Así, el Bretón psicópata diría “Haré lo que quiera cuando quiera”, el narcisista “Mis órdenes son tus deseos” y el histriónico “Hazme el centro de tus atenciones”. Todo ello, a la vez que él mismo se debe ir diciendo “Qué grande eres!” mientras bajo aquel rostro apático e inexpresivo parece encontrarse la sutil sonrisa fruto de haber conseguido su objetivo. No se cree sus mentiras, ni él ni nadie, aunque se recrea en ellas.
Y a partir de todo eso, la cuestión es: ¿Un individuo de estas características debe de sufrir un transtorno psicológico por el hecho de llegar a este extremo? o simplemente, ¿en este mundo existen personas diabólicas? Es decir, ¿canalla malvado o enfermo?
Ahí lo dejo querida compañera.