domingo, 11 de diciembre de 2011

El cambio nos hace auténticos


El significado de nuestra realidad varía en torno del punto de vista y de cómo la observamos. A veces tenemos la mirada centrada en su forma, otras la admiramos demasiado, algunas más simplemente la ignoramos o infravaloramos por desconocimiento, comodidad o incluso porque estamos demasiado hipnotizados por la corriente, la propia corriente.
Al ser dicha realidad una suma de acontecimientos que junto con nuestra identidad personal, avanzan y se contruyen pasando por etapas y cerrando procesos en los que estamos inmersos, a veces es complicado ser un buen observador de nuestra propia experiencia. Los cambios conducen a nuevas vivencias, a regenerarse, a renovarse, a redescubrirse y incluso a reconocerse. No importa si el re- va delante de las consecuencias, ni tampoco si estos cambios son conducidos o inducidos, si participamos activa o pasivamente. Lo imprescindible es vivirlos, dejarnos seducir por ellos al menos en algun punto del tramo y coquetear. Coquetear empezando un flirteo con el nuevo entorno, sonriéndole, continuando la bella historia de amor con nuestra existencia, en la que cada uno es cómplice y beneficiario de su propia complicidad.
No defiendo el cambio gratuito, por capricho o falta de motivaciones, sino que apoyo absolutamente el cambio imprescindible en cualquier evolución, en cualquier camino hacia adelante para mejorar y en cualquier camino hacia nuestro interior para hacernos auténticos. No es atrevimiento y valentía hacia los demás. Es confianza, amor propio y dignidad con uno mismo, todo ello enriquecido con toques de miedo e inseguridad que bien mezclados y presentados con cariño dan lugar a una receta ideal para la dieta diaria de todo sujeto. El resultado es el autoconocimiento sano, equilibrado, veraz y altamente compensatorio q nos permitirá vivir sin miedo al menos a tener miedo.
Y como decía Einstein, si quieres resultados distintos no hagas siempre lo mismo. 

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